domingo, 5 de abril de 2020

Retrospectiva, Mr. Showbiz, Linda Laban, Marzo de 1997


Retrospectiva, Mr. Showbiz (Estados Unidos), Linda Laban, Marzo de 1997

Linda Laban: Comencemos por tu nuevo álbum, ¿Quién produjo Earthling?

David Bowie: Yo. Con Mark Plati, quien hace la mezcla y es el ingeniero de sonido. Fue coescrito con Reeves Gabrels, que es mi guitarrista, y de hecho está conmigo desde hace algo así como diez años. ¡Es como si lo hubiera conocido ayer!

Te atribuyes el mérito de tocar varios instrumentos, guitarra, saxo, teclados…

Sí, estuve robando un poco de todas partes en realidad. 

Bueno, algo más que “robar”.

Bueno, ¡Si hubieras estado allí!

El robo te salió bastante bien.

Es un robo muy creativo. ¡Sé cómo robar!

Hay momentos en Earthling que son reminiscencias de viejos álbumes, es decir, una parte de piano que quizá nos transporte a los días de Ziggy Stardust. 

El piano es de Mike Garson. Él trabajó conmigo hasta 1975, desde finales de 1973 con los Sipiders, y toco en el álbum ‘Aladdin Sane’. Es mi colaborador desde hace tiempo, incluso cuando estuvo alejado durante una extensa temporada haciendo sus propios trabajos. Pero volvimos a reunirnos. Este debe de ser el cuarto álbum que hizo conmigo en los noventa. 

¿Cómo llegó la influencia del drum and base al álbum?

¿Quién podría no estar influenciado por él? Es el ritmo más emocionante del momento.

¿Y la cuestión del hip-hop y el jungle?

Sí, me gusta el hip-hop. Creo que siempre escuché nuevas músicas en general, así, músicas, en plural. Siempre fue el material con el que me nutrí. Lo que realmente me gusta de las músicas es el material que empieza por el borde. No puedo recordar con exactitud un momento en el que yo mostrara interés por lo convencional, salvo quizá cuando era muy joven. Cuando estaba llegando al final de la adolescencia, comenzó a gustarme más lo oscuro, o lo que se llama material de vanguardia. Siempre he sintonizado con eso. A su manera, es como una réplica a aquella situación de fines de los setenta, cuando Eno y yo escuchábamos mucho el sonido alemán que salía de Düsseldorf, mientras que, creo, la mayoría de la gente estaba escuchando punk. En cierto modo no queríamos formar parte de lo que estuviera en auge porque era información que ya conocíamos. Para mi sonaba casi como una extensión de lo que Iggy y los Stooges habían hecho a fines de los sesenta. Y a mí siempre me estimularon  las cosas que no podía comprender totalmente, y el nuevo enfoque tecnológico de bandas tan diversas como Can, Kraftwerk, Harmonia y Kluster. Todas esas bandas de Düsseldorf me parecían mucho más intrigantes, porque no sabía con exactitud cómo funcionaban. Creo que por eso Brian y yo nos metimos tanto en lo que ahora se llama deconstruir o, más bien, en el sonido “oxidado” industrial, porque parecía que iba a contracorriente. 

Es bastante estimulante lo que está ocurriendo con el hip-hop fusionado con el rock.

Y es un diálogo que en realidad está ocurriendo en Europa, en absoluto en Estados Unidos. Lo máximo que tienen en Norteamérica -no sé si en Canadá- son cosas como Moby. Que está bien, no me molesta en absoluto Moby, creo que es muy bueno, pero en realidad no está moviéndose de una forma muy interesante. Es bastante estándar, casi disco. 

¿Hay alguna canción en Earthling que haya quedado fuera de Outside?

‘Telling Lies’ era en realidad una canción que comencé a escribir justo antes de que empezáramos la gira, porque quería trabajar más a conciencia con ese medio. Cambiamos los arreglos todo el tiempo y probamos nuevas ideas. En el momento en que la terminamos, nos dimos cuenta de que la forma en que habíamos estructurado la pieza funcionaba bastante bien, y la integramos en lo que estábamos haciendo, que, fundamentalmente, era un híbrido entre un sonido de rock muy agresivo con el duro and base. 

Yo había rozado ese sonido antes, con Brian en ‘Outside’. Hay un par de temas de ese disco, “I’m Derenged” y “We Prick You”, en concreto, que eran una jungla bastante frondosa, como la llamamos entonces. Pero aquel era un álbum más narrativo, y no queríamos ahora que la música tuviera un perfil tan alto. Esta vez me sentí libre de hacer algo que no tuviera ninguna consideración con la narrativa. 

“Telling Lies” fue la primera canción que apareció en internet en septiembre pasado.

Cierto, con tres de las versiones en las que trabajamos. La que está en el álbum fue la que me pareció la mejor. Fue también, claro, la última. 

Pareces muy activo en internet, con el concierto de tu cumpleaños la semana pasada y el estreno de “Telling Lies”

Bueno, ¡voy moviéndome! ¡Soy un pequeño navegante!

En serio, ¿te interesa lo que ofrece?

No es un mal pasatiempo. Podría perder un par de horas con facilidad. Ese es el problema, internet es terriblemente adictiva. Me lo paso bien, pero la verdad es que soy muy cuidadoso justo por esa razón. Además, cuando entro, tengo la sensación de que hay que pasar por un montón de basura antes de encontrar algo verdaderamente interesante. Te pasas la mitad del tiempo navegando por diferentes páginas y esquivando mucha basura. 

Ese es uno de los aspectos de los que no disfruto en particular. Debo admitir que me resulta mucho más fácil meterme en internet cuando estoy de gira. Cuando estás en Cleveland o en Akron, en algún lugar así, y ya fuiste a todos los museos locales y no hay mucho más que hacer, excepto ver quién sale y entra de un McDonald’s. 

En esa situación es una especie de salvación.

Sí, y algo bastante divertido. También llevo conmigo un par de programas de arte en mi ordenador. Hago algunos gráficos. ¡Así sí me divierto con el ordenador! A veces intervengo, un poco anónimamente, lanzo rumores falsos y hago que todos participen. Bueno, ¿por qué no? Me encanta la idea de la desinformación de todos modos. 

¿Cómo te interesaste por internet?

No fue la red lo que me interesó al principio, fue el ordenador. Mi hijo está bastante involucrado en la informática. Habíamos jugado con un par de programas con los que él estaba trabajando y me dijo: “Papá, tú que estás metido en el arte y todo eso, ¿por qué no le echas un vistazo a un par de cosas? Quizá te gusten”. Un programa se llamaba Kidpix, que es un programa de arte para, digamos, niños de seis años. Creo que es maravilloso, todavía lo uso. Hay otros dos, más sofisticados, Painter y Photoshop. 

Esto ocurrió hacia 1993, así que comencé a familiarizarme con esos programas, e hice una serie de litografías basadas en el trabajo que había hecho con el ordenador. Era inevitable que luego alguien me metiera en el módem y entonces empecé. Un día me di cuenta de que, al llegar a casa, me pasaba en la red toda la noche. Fue así durante mucho tiempo y, finalmente, encontré a un grupo anónimo en la red al cual me uní. Intercambiamos problemas. Pero creo que ahora ya estoy fuera de é. 

¿Adónde crees que se dirige internet en relación con su impacto en la música?

¡A Croydon!

¿Tan mal?

¡Croydon con K! ¿Adónde va? A un artista nuevo, que tiene mucho material pero ningún público, y no puede conseguir conciertos, y no hay ninguna compañía discográfica interesada en lo que está haciendo, al menos puede servirle para establecer un nuevo público y hacer que alguien se interese en lo que hace. Poder subir a la red parte de su música y que la gente se la baje gratuitamente le da al menos la oportunidad de hacerse visible. Creo que es bastante bueno para gente como yo, especialmente para aquellos que escriben en demasía, cosa que yo hago. El problema es que yo escribo demasiado. ¡Para hacerme compañía! La compañía discográfica solo quiere que le entregue un álbum al año -y eso es mucho- o uno cada dieciocho meses, y es muy frustrante saber que tienes trabajo acumulado. Leí lo mismo en una entrevista a Prince hace unas semanas. Él tiene exactamente el mismo problema, porque escribe demasiado. Para parte de ese material que las compañías más corporativas no se interesarían en lanzar -porque es demasiado estético o pretencioso, o tiene un “tufillo vanguardista” o lo que sea- subirlo a la red supone poder conseguir un público. Por lo menos queda en algún lugar y no sientes que estés acumulándolo dentro de un cajón, donde nadie podría escucharlo.

Si parte del material es rechazado por tu compañía discográfica, ¿no puedes ir a un sello independiente y lanzarlo aparte?

Sí, pero también con un sello independiente se tarda meses en hacer un álbum y el material gráfico y todo eso… Mientras que en internet puedes sacar cosa prácticamente en cuanto las acabas. 

Hay un tema en ‘Earthling’, “I’m Afraid of Americans”.

Bueno, sí. En realidad no especifico cuáles son mis miedos en esa canción, pero me refiero a que…

¿Es miedo a “lo americano” que a las personas en concreto?

Sí, de hecho, sí. Es sobre lo americano y la canción inevitable sobre Johnny. El pobre y tonto Johnny, sigue apareciendo por todas partes. Es como una figura tradicional a la que criticar. Él solo quiere peinarse y comprarse un coche. 

Parece que estuvieras hablando sobre la homogeneización de las culturas y la forma en que todo se está volviendo tan soso y unificado, 

Sí, eso siempre me dio un miedo mortal. Estamos viviendo una época de caos y fragmentación, y deberíamos acogerla positivamente y no estar asustados; no verlo como la destrucción de la sociedad, sino como el material con el cual reconstruiremos la sociedad. Es molesto ver a la gente caminar entre las ruinas y tratar de extraer absolutos una vez más. Es de veras perturbador. Nos estamos volviendo muy intolerantes y no es lo que queremos. No es lo que queremos, ¿verdad?

De acuerdo, digamos un par de cosas sobre qué se siente al tener cincuenta años. Aquí estás, David Bowie con cincuenta años.

Es fabuloso. Pero, sabes, no me siento una persona de cincuenta. No siento que tenga un día más de cuarenta y nueve. Es increíble. Estoy vital, me siento muy vital. 

¿Eres tan productivo y estás tan contento de hacer música como siempre?

Sí, no creo que haya mucho en mi vida que quiera cambiar. No creo que haya nada, en realidad. Más o menos en los últimos diez años llegué a una posición desde la que podría decir honestamente que disfruto de mí mismo más ahora que hace veinticinco años. Definitivamente puedo decir eso. 

Aún sigues actuando.

Sí, pero no lo tomo muy en serio. Lo paso bien cuando hago apariciones breves. Son divertidas, porque no suponen tiempos largos de rodaje. No piensas que estarás perdiendo el tiempo ocho semanas, metido en un parking de tráileres en algún lugar. No tengo la ambición de ser actor. 

¿Qué hay del papel de Warhol en Basquiat?

Eso fue genial. Fue un rodaje de diez días en Nueva York, así que cuando no me necesitaban podía largarme y tocar. Fue fácil y había buena gente allí. Hace años que conozco a Chris Walken. Todo empezó y se cerró en menos de una semana. Todos pensamos que sería así, pero también que sería una película muy, muy buena. 

El personaje de Andy Warhol me subyugó, es muy divertido.

Oh, qué bien, me alegra. Estoy tan harto de la gente que hace retratos de él, como un hombre frío, calculador. Pues no era así. Yo creo que más bien era una reina insegura que no creía en lo grande que era y no sabía muy bien por qué. A mí me parecía muy extraño, era muy extraño. Extraño sin darse cuenta de ello la mitad de las veces. Era un ser humano, en absoluto era una máquina. Siempre hizo creer que era una figura amenazante y no es así. Se trataba simplemente de un tipo que vivía la vida de cualquiera y que peleaba contra ella la mayoría del tiempo. 

¿Qué harás después de la gira? ¿Habrá otro álbum?

No sé si puedo hablar de algún acto específico. La primera cuestión es que no veo que haya un momento en el que no esté haciendo música. Nunca lo he hecho tan constantemente como ahora. De veras, disfruto del proceso más que nunca antes en mi vida. No podría explicarte lo conforme que me siento ahora. La otra cuestión tiene que ver con las artes visuales que, en los últimos cinco años, se volvieron mucho más importantes en mi vida, y aún estoy trabajando bastante en ese terreno, realizando cantidad de exposiciones y colaborando con otras personas. Ambas tareas seguirán yendo muy bien de la mano.  

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