domingo, 27 de diciembre de 2020

Año V Después de Bowie

 


         Entre las lecturas favoritas de Bowie destacan las distopías. También le interesaban los libros sobre  fascismo y  comunismo. Fue un buen conocedor de esos regímenes. A Bowie le causaron gran impresión los atentados de las Torres Gemelas. Sin embargo, es difícil encontrar declaraciones políticas suyas. Describía un poco la actualidad mundial pero prefería hacer vaticinios. Por supuesto, estaban inspirados en sus lecturas distópicas. Por tanto, resulta fácil imaginarle en medio de la actual pandemia mundial. El álbum Diamond Dogs es su referente en cuanto a apocalipsis y control de masas. Y, qué duda cabe, que vivimos más controlados que nunca. Vivimos en un mundo orwelliano y bowiano. Las visiones apocalípticas de Bowie las estamos viviendo. 



La época de Diamond Dogs fue la época en la que Bowie estaba colocado a unos niveles máximos. Él decía que esa época empezó con ese álbum, hasta Station to Station. El problema de Diamond Dogs es que Bowie lo fastidió por completo al acercarse a la música negra, que culminó con su siguiente disco Young Americans. El álbum “David Live”, que Bowie detestaba, tiene un sonido pésimo.  “Miro viejas fotografías de mí mismo en esos días y simplemente no puedo reconocerme”, declaró. Lo bueno es que Diamond Dogs no se contagió de ese sonido sucio y acartonado que caracteriza Young Americans y David Live. Para mi gusto, todo aquello estaba especialmente cargado de saxofones y sonido Philadelphia. La voz de Bowie estaba realmente cascada. En febrero se publicó el disco “I’m Only Dancing”, de la gira de 1974 y me ocurre lo mismo que con “David Live”, que el sonido termina agotándome. 




El primer lanzamiento discográfico fue en febrero, el EP Is It Any Wonder?. Primero se fueron liberando los temas individualmente hasta reunirlos en el EP. Se trata de un disco de descartes de los álbumes “Outside” y “Earthling”. “Stay 97” me gustó mucho y me sorprendió no conocer esa versión. Es realmente buena. 


Aproveché las semanas de confinamiento para transcribir las partes que más me interesaron de las entrevistas recopiladas en el libro "Bowie por Bowie". Me llevó un buen tiempo. Intenté publicarlas con las portadas y fotografías originales, algo que le faltó al libro. Siempre he disfrutado con las entrevistas de Bowie. Era un conversador genial que siempre llevaba todo a su terreno. Se mostraba especialmente encantador con los periodistas. Hacía un tiempo que transcribí partes de las entrevistas aparecidas en las revistas que dispongo. Así que finalmente me ha quedado un buen documento de entrevistas ordenadas por décadas. 


        Hice una versión de Space Oddity, aprovechando que hacía tiempo que tenía la voz a capela del Duque:




En abril se lanzó “ChangesNowBowie”, inspirado en los viejos recopilatorios. Debido al Covid, tardó en lanzarse en formato físico.



        Se trata de una grabación hecha para la BBC en noviembre de 1996. Son versiones más bien acústicas. La versión más interesante, “Repetition”, fue lanzada también como vídeo:



En mayo falleció Florian Schneider y las páginas oficiales de Bowie le recordaron con la célebre frase de Trans Europe Express “From station to station, back to Düsseldorf City, Meet Iggy Pop and David Bowie…”, que Kraftwerk omitieron en sus directos durante muchos años y que rescataron no hace mucho. Es buen momento para rescatar las declaraciones de Bowie sobre Kraftwerk: 



Tengo que darle a Kraftwerk el crédito que se merece. Tenía un disco importado de ‘Autobahn’ en Estados Unidos, probablemente del año mismo en que salió, 1974. Simplemente, me quedé enganchado a esa banda: “¿Quiénes son?, ¿Con quién están conectados?”. (Mojo 2002)


Siempre me estimularon  las cosas que no podía comprender totalmente, y el nuevo enfoque tecnológico de bandas tan diversas como Can, Kraftwerk, Harmonia y Kluster. Todas esas bandas de Düsseldorf me parecían mucho más intrigantes, porque no sabía con exactitud cómo funcionaban”. (Marzo 1997)


Desde mi adolescencia me había obsesionado con el trabajo emocional y angustiado de los expresionistas, tanto artistas como cineastas, y Berlín había sido su hogar espiritual. Este fue el meollo del movimiento Die Brücke, Max Rheinhardt, Brecht y donde se originaron Metropolis y Caligari. Era una forma de arte que reflejaba la vida no por evento sino por estado de ánimo. Aquí era donde sentía que iba mi trabajo. Mi atención había vuelto a Europa con el lanzamiento de Autobahn de Kraftwerk en 1974. La preponderancia de instrumentos electrónicos me convenció de que esta era un área en la que tenía que investigar un poco más.


“Se ha hablado mucho de la influencia de Kraftwerk en nuestros álbumes de Berlín. Creo que la mayoría son análisis perezosos. El enfoque de Kraftwerk hacia la música tenía en sí mismo poco lugar en mi esquema. La suya era una serie de composiciones controladas, robóticas, extremadamente mesuradas, casi una parodia del minimalismo. Uno tenía la sensación de que Florian y Ralf estaban completamente a cargo de su entorno y que sus composiciones estaban bien preparadas y pulidas antes de entrar al estudio. Mi trabajo tendió a piezas de humor expresionista, el protagonista (yo mismo) abandonándose al 'zeitgeist' (una palabra popular en ese momento), con poco o ningún control sobre su vida. La música fue en su mayor parte espontánea y creada en el estudio.


También en esencia éramos polos opuestos. El sonido de percusión de Kraftwerk se produjo electrónicamente, rígido en tempo, inmóvil. El nuestro fue el trato destrozado de un baterista poderosamente emotivo, Dennis Davis. El tempo no solo "movió" sino que también se expresó de una manera más que "humana". Kraftwerk apoyó ese ritmo inquebrantable similar a una máquina con todas las fuentes de generación de sonido sintético. Usamos una banda de R&B. Desde 'Station To Station', la hibridación de R&B y electrónica había sido uno de mis objetivos. De hecho, según una entrevista de los años 70 con Brian Eno, esto es lo que lo llevó a trabajar conmigo.


Otra observación perezosa que me gustaría señalar, por cierto, es la suposición de que 'Station To Station' fue un homenaje al 'Trans-Europe Express' de Kraftwerk. En realidad, "Station To Station" precedió a "Trans-Europe Express" por bastante tiempo, 76 y 77 respectivamente.


Lo que me apasionaba en relación con Kraftwerk era su determinación singular de diferenciarse de las secuencias de acordes estereotipadas estadounidenses y su abrazo incondicional de una sensibilidad europea que se muestra a través de su música. Esta fue su influencia muy importante sobre mí.

UNCUT: ¿Hubo alguna vez un plan serio para grabar con Kraftwerk, como afirman algunos biógrafos?


DB: No, en ningún momento. Nos reunimos algunas veces socialmente, pero eso fue todo.


UNCUT: ¿Recorriste las autopistas escuchando 'Autobahn' sin parar, como insistió una vez Ralf Hütter?


DB: Ciertamente en las calles de Los Ángeles en 1975, sí. Pero por Berlín Autobahn fue más bien noticia del año pasado. Entonces, en resumen, no.


UNCUT: ¿Hubo reuniones o colaboraciones planificadas con otras bandas de 'Krautrock' como Cluster, Neu! o Sueño de mandarina?


DB: Para nada. Conocía socialmente a Edgar Froese y su esposa, pero nunca conocí a los demás, ya que no tenía ninguna inclinación real por ir a Düsseldorf, ya que estaba muy concentrado en lo que tenía que hacer en el estudio de Berlín. Me encargué de presentarle a Eno el sonido de Düsseldorf con el que estaba muy cautivado, Conny Plank et al (también a Devo, por cierto, quien a su vez me lo había presentado Iggy) y Brian finalmente llegó allí para grabar con algunos de ellos.


UNCUT: 'V-2 Schneider' - ¿un tributo a Florian?


DB: Por supuesto.


Fuente: davidbowie.com



         El disco “LiveAndWell”, que contiene una actuación de 1999 y el tema relativamente inédito “Fun”, fue lanzado en streaming. Creo que se va a editar en formato físico próximamente. Aunque las ediciones cada vez son más difíciles de conseguir. Hay un lío tremendo entre lo que se edita en streaming y lo que se puede comprar como toda la vida. Conseguir los últimos lanzamientos resulta complicado así que ya ni lo intento. En concreto, he visto “LiveAndWell” por más de 900 dólares. Una locura.      



La nueva remezcla de Tony Visconti se editó en noviembre con el nombre de “Metrobolist”, nombre originario de “The Man Who Sold The World”. Se ha recuperado también la portada que Bowie tenía proyectada. Lo cierto es que se entiende que la discográfica la cambiara porque, ciertamente, la pensada por Bowie no era muy buena. En casi todas las reediciones del disco ya se incluía una fotografía de la portada ideada por Bowie.  De todos los lanzamientos de este año, “Metrobolist” es el que más me interesaba. Siempre ha sido uno de mis discos favoritos, también el de Tony Visconti, que lo ha interpretado en directo en muchas ocasiones. La nueva remezcla es muy sutil. Visconti ha dado potencia a la grabación y ha entresacado algún efecto que en la edición original no se apreciaba. Pero hay que comparar con mucha atención para ver las diferencias. En “All The Madmen” se pueden apreciar las diferencias, precisamente en la parte en donde Bowie canta la famosa frase “Ouvrez le Chien”. 




En 1990, cuando se reeditó toda la discografía del Duque con temas inéditos, en “The Man Who Sold The World” se incluyeron nada menos que cuatro temas extra, que no he vuelto a ver publicados en las siguientes reediciones. 




   “Ouvrez le Chien”, otra actuación del Duque de 1995, se editó en junio. El título hace referencia a  la frase que Bowie canta en “All The Madmen” y que recuperó en “Buddha of Suburbia”. El disco forma parte de la Caja Brilliant Live Adventures que recogerá actuaciones de los años 1995 a 1999.




      Existe un disco pirata con el mismo nombre, del año 1996, con partes de dos actuaciones también del año 1995.




     En agosto se editó “Something In The Air/Live Paris 1999", perteneciente a la pequeña gira de conciertos que Bowie ofreció como promoción del álbum “Hours”. No soy muy fan de “Hours” que, junto con “Reality” me parece lo más flojo de la última etapa de Bowie. Todas las versiones del disco suenan a “Hours”, es decir, acústicas y flojitas.


      "Brilliant Live Adventures" contiene 6 discos que se van liberando oficialmente poco a poco.  Este tipo de lanzamientos se hace difícil de comprar (solo a través de su web oficial). De hecho, desde la web se pidió disculpas porque se agotó la caja contenedora de los discos. Aseguran que la van a reponer cuando editen el último disco. Lo cierto es que tanto los discos como la caja están agotados. No se explica por qué el disco no se distribuye a través de otras tiendas. Resulta frustrante intentar comprarlos. En Amazon, por ejemplo, solo se vende el formato MP3.  En todo caso y a pesar de que ya disponíamos de material pirata y de muchos vídeos de youtube, esta caja me parece indispensable para conocer al mejor Bowie en directo. Los años 1995 a 1999 son de lo mejor de Bowie. 


          En una entrevista del año 2003 Bowie aseguró que se encontraba escribiendo una novela. Aseguró que la novela precisaba cien años de investigación y que no la podría completar en lo que le quedaba de vida. Imagino sería la típica fanfarronería de Bowie, aunque es muy probable que existan borradores inéditos. Desde su ataque al corazón hasta su vuelta en el año 2013 transcurrieron muchos años en los que Bowie tuvo que hacer algo. Imagino que su viuda tendrá multitud de documentos. Otra cuestión es que no los quiera hacer públicos. Eso y las memorias de Coco Schwab sería un buen regalo.

lunes, 30 de noviembre de 2020

¿Recuerdas tu primera vez? Paul Du Noyer , The Word, Noviembre 2003

Bowie & Me

Bowie ríe con exasperación al fijarse en los fans británicos cuando entra. “Les dije que no iba a ser un concierto largo”. Recuerda que decidió no tocar todo el álbum esta noche -estamos a un mes del lanzamiento de Reality- porque imagina que mañana podría haber una copia pirata del concierto en venta en eBay. 



David Bowie no posee teléfono móvil, pero en Schwab tiene lo más cercano a su equivalente humano. 


Treinta y un años después y el Bowie que se mueve delante de mí es impresionantemente el mismo. El único peso que puede apreciarse lo ganó en algunos músculos de los pectorales y bíceps. 


Bowie volvió a casa desde Poughkeepsie a eso de la una y media anoche, pero sin embargo despertó esta mañana a su hora habitual, las 6.30. Le gusta salir temprano de su apartamento a caminar por el centro. Dice que es su hora favorita en Nueva York, cuando no hay nadie más que los trabajadores de Chinatown que llevan vegetales frescos al mercado. 


¿Siente que Nueva York es su casa en estos días?


Sí, realmente sí. Siento que estoy de vacaciones en un sitio al que siempre había querido ir, una sensación de la que no puedo despegarme. Así que casa no es muy correcto, ¿verdad? Siempre me siento un extraño aquí. Soy un marginal. Aún soy británico, de verdad, no hay cómo evitarlo. 


Este Bowie de cincuenta y seis años se ve enteramente vivo y envidiablemente bien. 


Como la mayoría de los exadictos -y Bowie declara tener una personalidad adictiva- le encanta hablar sobre sus viejos tormentos y no puede pasar por alto el tema de los cigarrillos. “La cruz de mi existencia”, se queja. El arma de defensa que eligió son palillos de hierbas (aparentemente, Australian Tea Tree) que tienen lo que describe como “un sabor extraño, mentolado”. Inevitablemente, ahora es adicto a ellos. 



Sin embargo, se encuentra en plena forma física. Cerca de tres veces por semana se encuentra con un entrenador personal cuya especialidad es hacer boxeadores e los chicos rudos de los distritos más difíciles de Nueva York, y Bowie ríe cuando se le pregunta que hizo este tipo con él, con este frágil esteta inglés que ni siquiera podría dar puñetazos a una bolsa de papel. “Creo que me sacó del simple atolondramiento. Pero soy bastante disciplinado. Ahora entre no mucho. Comencé de verdad cuando nació nuestra niña, porque quería durar un poco más para ella: “Vamos, en marcha, Bowie. Solías esta en forma, hazlo otra vez”.


Es conocida su afición a internet, desde luego. Se debe a su comunidad de admiradores online, Bowienet, como un pastor particularmente diligente (todos sabemos que Bowie adoptó varios disfraces a lo largo del tiempo, pero ¿quién hubiera pensado que internet Service Provider sería uno de ellos? Y sí, lo es). Aún pasa buena parte del día en el ciberespacio, dice, especialmente cuando está investigando para su novela.


¿Una novela? Sonríe, apenas tímido:


Precisa de unos cien años de investigación y no la completaré en lo que me queda de mi vida, pero me lo paso bien. Comienzo con el sindicalismo femenino en el sector del comercio del este de Londres en 1890, y sigo justo por Indonesia y los problemas políticos en los mares del Sur de China. Selecciono cosas extraordinarias que nadie sabe. Y es tan fácil investigar en internet. Es algo que estuve escribiendo los últimos dieciocho meses y es espantosamente difícil. El problema es que mi línea argumental empezó a bifurcarse en algún punto, porque sigo encontrando gran cantidad de cosas interesantes, y tengo que decirme: “No, vuelve a la historia, deja de irte por la tangente. Solo demuestra que puedes escribir una maldita historia que tenga un principio, un nudo y un desenlace”.


Es tan épica que no estoy seguro de que alguna vez la termine. Quizá mis notas emerjan cuando muera. ¡Son interesantes! Hay un horrible montón de “¿sabías que…?” -pone la aburrida voz de un habitual de un pub de los suburbios- ¡Ja, ja, ja! ¿Sabías que hacia 1700 la población de Londres era un 20 por ciento negra? Todos vivían en la zona de St. Giles, había pubs de negros…


Pese a que algunas de las canciones de Heathen tenían un aire desolado, producto del 11 de septiembre, en realidad fueron escritas antes de ese día. Las de Reality fueron escritas después. Y su casa adoptiva, la ciudad de Nueva York, se encontraba en medio de todo. 


Se trazó una línea negra en la historia de Nueva York el 11 de septiembre. De veras cambió todo en esta cultura. Incluso de la forma más sutil. Me asombró la manera en que los neoyorquinos se juntaron durante el apagón -el apagón de electricidad de agosto de 2003-. Fue algo absolutamente sin precedentes. Creo que la última vez ocurrió hacia 1977, también me encontraba aquí, y escribí una canción llamada “Blackout”. Recuerdo fuego, saqueos, se puso muy feo. Pero esta vez todo el mundo estaba buscando al prójimo. Fue extraordinario. No hubo saqueos. Normalmente, es la regla número uno: hay un apagón, se desconectan todas las alarmas, y hay saqueos. Pero esta vez fue extraordinario. Definitivamente, hay un sentido de comunidad aquí que no había antes. 



De la sátira pasamos al misticismo y de algún modo llegamos a George Harrison, cuyo “Try Some, Buy Some” es versionado en Reality.

 

                Él mantiene una creencia en algún tipo de sistema. Pero a mí me resulta muy difícil. No en la vida cotidiana, porque hay hábitos que me han convencido de que hay algo sólido en lo que creer. Pero cuando me pongo a filosofar, en esas “largas horas de soledad”, esta es la fuente de todas mis frustraciones, me machaco con las mismas preguntas que me he hecho desde los diecinueve años. Nada cambió en realidad para mí. Sigo con aquella abrumadora búsqueda espiritual.

 

                Si puedes llegar a una conexión espiritual con algún tipo de claridad, entonces todo lo demás encontrará su sitio. Tendrás a tu disposición una moralidad, un plan, algún sentido. Pero se me escapa de las manos. Sin embargo, no puedo evitar escribir sobre ello. Mi arsenal de temáticas se hace cada vez más pequeño y se reduce rápidamente a esas dos o tres preguntas. Pero son preguntas continuas y parece ser la esencia de lo que he escrito a lo largo de los años. Y no voy a parar.

 

                Hacia 1976, consentí en asistir a su siguiente gira, los conciertos del Delgado Duque que acompañaron a Station to Station. Su estilo esta vez era impecable: traje negro, camisa blanca, los Gitanes en el bolsillo de su chaleco, el tupé rubio como lamido por una vaca del Berlín de preguerra. Era una buena imagen, e iba a repetirla con éxito en los últimos tiempos. Haciendo cola en Wembley, saqué un malicioso placer divisando los tontos de cabezas con brillantina que se habían tropezado con el nuevo régimen y aún se vestían como payasos de Bacofoil -una marca de productos de nailon-. Esa misma semana, en mayo, su película “El hombre que vino de las estrellas” se estrenó, y en las estaciones de metro de Londres que lucían el cartel de la película, había una curiosa tendencia a dibujar una pequeña esvástica en el pómulo de Bowie. Yo comencé a ver a los Sex Pistols en el 100 Club y entontré allí tipos más artísticos llevando esa mismo y pequeña esvástica.

 


                En los ochenta, vimos a un David más alegre en los bulevares del pop, pero para mí no fue un logro. Mientras que el exceso físico y la turbulencia mental de los setenta se complementaban al menos con una música maravillosa (Ziggy Stardust, Low y los demás), la siguiente década lo encontró paseándose con discos mediocres como “Never Let Me Down”. Fue tal mi desilusión que recuerdo tener entradas de prensa para la gira “Glass Spider” en 1987 y decidir de improviso regalárselas a alguien en un pub. Hoy Bowie recuerda aquel periodo como una crisis creativa:

 

                Mi propio éxito como compositor y artista, creo, cobra vuelo si estoy haciendo algo acorde con mi integridad personal. Mis peores errores han tenido lugar cuando intenté pensar demasiado o complacer al público. Mi obra siempre es más fuerte cuando me vuelvo egoísta respecto a ella y hago solo lo que quiero hacer. Aun cuando fueron ignorados, y tal vez con justicia, hubo un par de álbumes en los ochenta a los que les fue excepcionalmente bien. Y aunque no soy un artista que venda muchísimo, no son álbumes de los que esté orgulloso. Prefiero decir que compuse “Buddha of Suburbia”. Me siento mucho más cómodo con él que con “Never Let Me Down”, incluso cuando este sí vendió mucho.

 

                Mientras los noventa avanzaban, sentía que mi escritura se fortalecía cada vez más. Sabía que era diferente. Acaso no tuviera la energía frenética de parte de mi material de juventud, pero es así a medida que envejeces. Sin embargo, había cierta calidad en la escritura. Y francamente, estos últimos tres o cuatro años, estoy muy contento con la forma en que estoy escribiendo. Ahora me siento muy confiado para salir de gira y enfrentar las nuevas canciones con las viejas. No me siento intimidado, es así de simple.

 

                Resulta que hemos estado viviendo con mucha presión estos últimos años. Los buenos tiempos están bien y, ciertamente, son pasado. La ansiedad es cíclica, ¿verdad? Por eso sigo tratando de ser positivo. La última vez fue bahía de Cochinos -un preludio a la crisis de los misiles en Cuba, en 1962-. Recuerdo lo asustados que estaban mi madre y mi padre, realmente pensaron que habíamos llegado a un límite y que íbamos a sucumbir al holocausto nuclear. De vez en cuando llega uno de esos momentos en que piensas: “Bueno, escapamos la última vez, y yo tengo una hija de tres años ahora y definitivamente vamos a escapar esta vez porque ella va a tener una vida, joder”. Como esa idea sigue acudiendo a mí, no puedo permitirme ser negativo ya. Ya no me corresponde ser nihilista, incluso por razones creativas. Tengo que ser positivo.

 

                ¿Te sientes mejor al haber pasado por todo lo que pasaste?

 

                Es la parte que más asusta, pero la verdad es que no me arrepiento demasiado. Me arrepiento en lo personal, por mi comportamiento y por la gente a la que defraudé considerablemente en aquellos años. Pero la vida era así entonces para mí, así fue mi vida, y no puedo verla en términos de arrepentimiento. Si pienso en que perdí años de mi vida, entonces tal vez debería haberme embarcado en una aventura completamente diferente, ajena a la música. Así que no me arrepiento. Si me dijeran que todo va a suceder de nuevo y pudiera retener los recuerdos de lo que ocurrió la última vez, no creo que hiciera lo mismo en absoluto. No lo haría porque es demasiado arriesgado. Podría morir la próxima vez, es lo que importa. O salir de ello mentalmente desequilibrado. Sabiendo lo que sé ahora… no volvería a someterme a algo así nuevamente.

 


                ¿Sientes que has sido afortunado?

 

                ¿Si me siento afortunado? Te diría que la suerte no ha tenido nada que ver con eso…

 

                ¿Bendecido?

 

                Así debería titular uno de mis álbumes. Me siento bendecido. Podría darle gracias a Dios. Sí, ¿Pero a cuál?


sábado, 14 de noviembre de 2020

Un día perfecto - Mikel Jollett , julio agosto de 2003, Filter (Estados Unidos)




No hay nada peor que hacerle escuchar a alguien tu propio álbum y que termine odiándolo. Me ha pasado ya. Pienso: “¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Por qué estoy escuchando esto? Tengo que volver a mezclarlo completamente”. 



Trato de hacerle una pregunta sobre su interpretación de Andy Warhol en la película Basquiat, pero interrumpe la entrevista, como es su costumbre, bastante súbitamente, diciendo: “No puedo creer que esté sentado aquí haciendo una entrevista sin ningún producto en el pelo”. Lanza una carcajada. Parecía que Bowie conocía bien los chistes de Bowie. Es inseguro y busca aprobación, deseoso de que uno forme parte del placer de estar a su alrededor. Me siento un cretino. Trato de consolarlo diciéndole: “No te ves bien”. “Vaya, odio mi pelo. Tengo un pelo que, si no le pones media libra de grasa, simplemente se ve horrible.”


Lo cual nos lleva naturalmente a una breve charla sobre Andy Warhol. Otro artista monumentalmente influyente:


Como todo el mundo, yo nunca llegué a conocerlo. Quiero decir, ¿qué había que conocer? Con Andy era muy, muy difícil. Hasta el día de hoy, no sé si había algo bullendo en su cabeza. Aparte de los comentarios superficiales que te soltaba. Quizá era así como escondía algo más profundo, pero no lo sé, en realidad. Quizá fuera que era una de esas reinas sagaces que entendía el ‘Zeitgeist”, pero no de una manera cerebral. Todo lo que decía eran cosas como -entona una voz cansina y mortuoria de reinona-: “Guau, ¿viste quién está aquí?”. Pero nunca iba más allá de eso -nuevamente con voz cansina- : “Vaya, ella se ve genial. ¿Cuántos años tiene ahora?”. Lou -Reed- sí conocía a Andy, desde luego, mucho mejor que yo. Y él siempre dice que había muchas cosas bullendo en su cabeza. Pero yo nunca las vi. 




‘Velvet Goldmine’ fue eso. Se suponía que ese tipo que sale en la película era yo, aparentemente. Te diré algo -su voz cae una octava hasta el tono en el que uno se apoya para revelar algo- : a mí me pareció tan carismático como un vaso de agua. Yo creía claramente que tenía más chispa que eso.Ese tipo era más Warhol que yo haciendo de Warhol. Era un chico apuesto además, y pensé, “vaya, gracias”, pero obviamente no se habían fijado en cómo tenía yo los dientes entonces. 


La cuestión es que la película es resultado de una perspectiva netamente norteamericana. Y el glam nunca sucedió en Estados Unidos. Fue una cosa intrínsecamente británica. Tienes que entender la idea de que había albañiles y gente así que, un buen día, de pronto, empezaba a maquillarse. Fue así de raro. 


La cuestión, desde luego, es que aquello solo duró un año y medio. De principio a fin. Todo el movimiento. Todos nos apartamos de ello, tanto Roxy Music como yo nos apartamos. Desde luego vinieron los advenedizos, los Jerry Glitters y todo eso. Eran horribles de todos modos. No nos gustaban. Éramos muy esnobs al respecto. Fuimos solo tres: T. Rex, Roxy y yo. Eso es todo. Esa fue toda la escuela del glam rock. Ni siquiera fue un movimiento. 


Mi acervo de referencias era tan diverso que lo que sacaba estaba teñido de cosas muy extrañas. Esa suerte de facilidad que tuve me ayudó a entender la música. Nunca dejo nada de lado… salvo el country y el western, desde luego. Es cierto, ¿verdad? Mierda, ¿no odias esa maldita música? Es espantosa. No puedo soportarla. Y Estados Unidos me encanta. Me encanta todo lo que sale de allí. Pero eso… nunca lo entendía. Cuando Mick Jagger me dijo: “Oh, me encanta”, yo le respondí: “¿Qué le ves de bueno?”. Todos esos provincianos… Oh, debería cerrar la boca. 


Etiquetémoslo como posmodernidad. Es casi como el gato contrapuesto a las palomas. Cuando Nietzsche dijo: “Dios ha muerto”, aquello realmente perturbó el siglo XX. Y cuando lo dijo, lo desbarató todo, filosófica y espiritualmente. Y creo que cuando los posmodernos, a principios de los sesenta, hicieron circular la idea de que no volveríamos a concebir nada nuevo, también desbarataron las cosas. Es algo que se filtra. Esa idea se volvió definitivamente parte de nuestro pensamiento. Y sabes, empiezas a preguntarte. Radiohead, por ejemplo, con todo lo que me gustan, ¿no es básicamente una suerte de Aphex Twin con un ritmo sincopado? Quiero decir, ¿hasta qué punto es eso nuevo? E, ¿importa eso ya? Me lo pregunto. ¿No deberíamos ser más aplicados y pensar que el original lo es todo y el fin de todo? Nuestra cultura trata de montar algo…, es estilo, no moda. Yo soy muy enfático en ese sentido. El estilo es la forma en que montamos nuestra cultura. Es la razón por la que elegimos una silla. La elegimos porque se ve de una determinada manera. ¿Para qué nos molestamos? ¿Para qué tomamos decisiones sobre una silla? Necesitamos hacerlo para, de algún modo, afirmar mucho sobre nosotros mismos. 


Creo que ahora no tenemos un dios. No tenemos confianza en ningún tipo de política. Estamos completa y totalmente a la deriva en materia filosófica. Y no creo que queramos cosas nuevas. Creo que estamos mendigando las cosas que conocemos para ver si podemos mantener algún tipo de civilización que nos ayude a perdurar y sobrevivir en un futuro. No necesitamos novedades. Estamos jodidos. Ya tenemos bastante de lo nuevo. ¡Suficiente! Este es el momento, recordadlo. Nos sentiremos muy satisfechos cuando seamos capaces de aceptar que la vida es caos. Creo que hace diez o quince años ese era un pensamiento horrendo. Pero estamos empezando a sentirnos más cómodos con la idea de que la vida es caos y que es tan simple como eso: caos. No hay estructura. No hay plan. No estamos evolucionando. Tenemos que sacar lo mejor que tenemos. Y podemos ser felices en el caos; creo que deberíamos establecerlo como estilo de vida para estar más satisfechos. 


viernes, 23 de octubre de 2020

David Bowie Entrevista: La vida en la tierra, Ken Scrudato, Soma Julio de 2003 (Estados Unidos)




Te escapaste de esos personajes que tenían la capacidad de hablar por ti…


Matizaría eso, pero sí. 


¿Podrías haber estado sobre un escenario ante veinte mil personas en algún punto de tu vida y decir lo que querías decir sin ellos…?


Bueno, siempre les hice decir lo que yo quería.


Pero ¿podrías haberlo dicho sin algo que lo canalizara?


¿Sin un personaje? Sí. En serio, dejé de concebirlos por mi propio bien de todos modos. Pasé por un periodo tan traumático a fines de los setenta que de verdad me cambió el rumbo. No compuse de un modo narrativo últimamente. Supongo que había algo de eso en ‘Outside’. En ese álbum éramos Brian Eno y yo, saliéndonos por una tangente extraña. Queríamos establecer una suerte de manifiesto sobre lo que fue el principio de los noventa. Creo que bastante acertado. 


Es uno de mis álbumes favoritos. 


Gracias, muchas gracias. Debo decir que al núcleo de mis fans, los que en serio conocen mis álbumes, les gustó mucho. Tenía toda una multitud de personajes, y de haber tenido un periodo de atención y motivación, habría sido bonito continuarlo de forma más plena. Grabamos una cantidad enorme de material y, en serio, existía la idea de hacer una continuación, una segunda y una tercera parte. Y habría sido bonito llevarlo adelante de alguna forma, como una especie de trilogía teatral. Pero simplemente no tengo paciencia. Brian sí la tendría. 


Ese es su trabajo, ser paciente con un genio. 


Bueno, él también es un genio. 


La cultura, tal como la conocemos, capaz de afectar al mundo más allá de un impacto directo y emocional, pues… eso, esencialmente, ha terminado…


Sí, de eso trata el pensamiento posmoderno. El fin de la cultura llegó. Creo que en realidad la intención de lo que dicen van más allá de que estaremos repitiendo de forma diferente todo lo que  se hizo antes. No estoy tan seguro de que la cultura misma haya terminado, pero es cierto que ya no se producirá nada nuevo. 


Pero internet no ha terminado. 


En lo que a mí respecta, sí (lanza una carcajada). ¿Has intentado comprar algo online últimamente?


Sí, pero es solo un problema con las tarjetas de crédito. Si vieras algunas cosas que se están haciendo… Tienen un marcado matiz de subversión. Le ha dado voz a gente que nunca, jamás, tuvo la posibilidad de tener veinte, cincuenta, mil personas, oyendo lo que tienen que decir. 


Sí, sí, ¡absolutamente! Pero en cierto modo en internet todo sigue estando tan oculto como siempre. Debe de haber un millón de bandas en internet ahora, pero ¿con cuántas  te vas a encontrar?


Cierto. 


No sé, creo que la parte más preocupante es que uno puede encontrar demasiado en internet. No creo que la gente le saque provecho de la forma adecuada. 


La gente tiene miedo de ciertas informaciones. 


Sí. Por ejemplo, yo visito mucho un sitio que se llama TruthOut.com, que creo que tiene una colección fantástica de ensayos y artículos sobre política y problemática internacional. En verdad, es un fabuloso depósito de información, de lo que se escribe en la prensa alternativa o en la prensa del resto del mundo, algo que aquí nunca ve la luz del día. Sé que muy poca gente lo lee y creo que es una pena. 


Me pregunto si estamos destinados a destruir el mundo y pienso que no poseemos la habilidad para impedirlo. 


No  creo que estemos destinados a hacerlo. No creo en absoluto que vayamos a destruirlo. No soy tan pesimista. Solo pienso que estamos en una transición en la que nos convertiremos en una humanidad que acepta el caos como premisa básica. Que acepta que existamos de esa manera. Y creo que estamos a medio camino entre las estructuras y la teoría del caos en este momento. Es evidente que evolucionamos en esa dirección. 


Pero no estoy seguro de que la tierra pueda resistirlo. De hecho, quizá no sobreviva a nuestro progreso. 


¡Oh, vaya! (Ríe)


¡Pero tú y yo ya no estaremos aquí!


Bueno, no voy a contarle eso a mi hija. Voy a contarle que va a tener una gran vida y que este es un mundo fascinante y que debería abrirse a todo tipo de experiencias… con cuidado. ¿Entiendes?, tengo que hacer eso. Es muy importante para mí esforzarme y desarrollar una actitud positiva. Porque este mundo ya no es para mí, y soy profundamente consciente de ello. No puedo ser así de egoísta. Y es muy, muy fácil para mí inclinarme hacia el lado más deprimente, nihilista y oscuro de la vida. En mi caso, siempre fue demasiado fácil hacerlo y ahora simplemente ya no lo necesito. Aparece en lo que compongo porque es el único espacio en el que me permito funcionar de esa manera. 


Es allí donde lo resuelves.


Sí. Y es como el viejo proverbio que usa Brian: “En el arte puedes estrellar tu propio avión y simplemente alejarte de allí”, algo que, desde luego, no puedes hacer en la vida real. Presentas una imagen más oscura de ti para que se vea, pero luego la rechazas, todo dentro del proceso de escritura. Hay algunas canciones en el nuevo álbum con las que yo no estoy de acuerdo. Pero es cierto que yo las compuse. Salieron así. 


Es como si estuvieras dialogando contigo mismo. 


Y creo que eso es lo que queda para mí en la música. Antes pensaba que tenía algo que decir. Y debió ser así. ¡Era joven! (Ríe).  Lo sabía todo por entonces. Ahora encuentro que las cosas están dirigidas por mí. Y que eso es lo que hago. ¿En qué me concentraría si no pudiera hacer lo que hago? Si no hubiera podido escribir canciones y cantarlas, no habría importado lo que hiciera. De verdad siento eso. Que tenía que hacer esto. 


Siempre me sentí afín a escritores como Camus, aunque la gente viera en él mucha negatividad. ¡Yo no! Para mí era muy importante lo que él tenía que decir. 



Así que vas a emprender una gira enorme con este disco. 


Sí. Y va a ser muy dura, porque no he hecho una gira larga desde hace mucho, mucho tiempo. Y esta gira, que arranca en septiembre, va a ser de veras enorme. El lujo que me doy en esta situación es que podré llevarme a mi esposa y a mi bebé conmigo. Cuando sea posible, cuando pueda dejarlas en una casa en Europa y volar aquí y allá, lo cual es bastante factible en Europa, porque nada queda demasiado lejos. 


¿Cómo te las arreglas? ¿Cómo puedes seguir haciendo tantas cosas?


No estoy seguro de cuánto me queda, ¿sabes? Pero hacer música está aún por encima de todo. De verdad que disfruto mucho; me encanta componer y me encanta crear. Y creo que todos tenemos el deseo de que algo nos ponga en marcha y pueda nutrir nuestro amor por la vida. Se hace cada vez más difícil conectar con una sensación de ese tipo, creo, pero ¿qué otra cosa podría hacer más que lo que hago?