Melody Maker (Reino Unido) Robert Hilburn 28 de febrero de 1976
Bowie desechaba Young Americans por ser inaudible , aunque poco bailable, y apenas se molestaba en ensalzar su último álbum, Station to Station,
La puesta en escena y el clima esta vez encuentran a Bowie en un rol de cabaret más continental, cuando llega al escenario con una elegante camisa blanca (de puños franceses), un chaleco negro (con una cajetilla de cigarrillos europeos visible en uno de los bolsillos) y holgados pantalones negros.
Tras el primero de los tres conciertos en el Forum, con una capacidad de 18.000 butacas en Los Ángeles, por ejemplo, Bowie -acompañado de su esposa Angela y Zowie, su hijo de cinco años- celebró una elegante recepción en el Forum mismo a la cual asistieron aproximadamente doscientas personas, entre ellas Ringo Starr, Rod Stewart, Alice Cooper, Neil Sedaka, Lou Adler y el hijo del presidente de Estados Unidos, Steven Ford. Rara vez ha hecho apariciones como esta en el pasado.
Solía pensar que un artista tenía que estar al margen de los asuntos financieros, pero ahora me doy cuenta de que tienes más libertad artística si también le prestas atención a los negocios.
Hay una canción en el nuevo álbum, “Word on a Wing”, que canto en el concierto, que escribí cuando llegué a sentirme muy en paz con el mundo. Por primera vez, había logrado crear mi propio entorno y rodearme de mi propia gente.
Creo que tengo cierta madurez ahora. Puede sentirse en el álbum. Siempre dije que soy terriblemente vulnerable como compositor. Basta con que mires los discos para saber lo que estoy diciendo.
A veces tardo un poco en separarme de un álbum y advertir en realidad lo que significa para mí. Pero puedo volver a los viejos álbumes y ver exactamente lo que me estaba sucediendo.
¿Qué hay de Hunky Kory?
Había una sensación de optimismo y entusiasmo en el álbum que reflejaba lo que pensaba en ese momento. Hay incluso una canción, “Song to Bob Dylan”, que es un testimonio de lo que quería hacer en el rock. Fue durante ese periodo cuando me dije: “De acuerdo (Dylan), si tú no quieres hacerlo, yo lo haré”.
Vi ese liderazgo vacío. Aun cuando la canción no sea una de las más importantes del álbum, representa para mí la temática misma del álbum. Si no hay nadie que vaya a usar el rock and roll, yo lo haré.
Pienso que los compositores, si no son pontificadores de teorías, generalmente están hablando de sí mismos.
No toco mucho Young Americans. Es uno de los álbumes más inaudibles que haya hecho nunca. Pero bailo con él. Es bueno para bailar.
Estoy haciendo lo que una vez imaginé. Estoy haciendo películas. Aún no llegué a la superficie, de verdad. Simplemente, me he convertido en el más vendido del underground”.
Lo único que sé es que quiero ser primer ministro de Inglaterra algún día.
Si no, soy un poco esa especia de tipo feliz y despreocupado… Solo quiero que haya una revolución en Inglaterra.
Lo primero que quiero hacer cuando regrese a Inglaterra es ver lo que está sucediendo allí políticamente. Cuando sea mucho más viejo y sepa de lo que hablo en términos políticos, me gustaría meterme en nuestra política interior. Aún tengo el complejo de gran rey. Nunca lo perderé. Soy ultracapricorniano.
Me parece que hay que evitar la política cuando te van a clasificar como a (un cierto tipo de) artista. Es bueno conservar la individualidad. La única razón por la que se utiliza la figura de Sinatra para explicar en qué consiste mantener un personaje es que él es, más o menos, la única persona que lo ha conseguido. No es simplemente un actor o un cantante. Hay en él incluso algo de figura pública. Es lo que me gusa sentir cuando pienso en mí.
Es la idea de ver qué puedes hacer con el personaje humano, como de lejos puedes extender el ego más allá del cuerpo. Creo que mi música nunca se considera simplemente música.
Debes tener una actitud personal hacia David Bowie también. Todo esto es muy McLuhan, ¿verdad? Estoy tratando de convertirme yo mismo en el mensaje, que es la forma de comunicación del siglo XX.
¡Lápida! Me gustaría un monumento. Nunca estaría contento con una lápida.
Melody Maker (Reino Unido), Allan Jones, 29 de octubre de 1977
Esta vez quise ponerlo todo en apoyar el nuevo álbum. Creo en estos dos últimos álbumes más que en nada que haya hecho antes, sabes. Quiero decir, al mirar atrás, pese a que haya mucho que aprecie, no hay en realidad demasiado que me guste de mis últimos trabajos. No estoy seguro de que sean álbumes muy “apetecibles”, en absoluto.
Hay mucho más corazón y emoción en Low y, especialmente, en el nuevo álbum. Y si puedo convencer a la gente de ello, estoy preparado para subirme en esta sala a una cinta transportadora de preguntas que tratare de responder lo mejor que pueda.
Los dos álbumes más recientes de Bowie, grabados en Berlín con Brian Eno, están notablemente entre los desafíos discográficos más aventureros impuestos a un público de rock.
Hacia el final de mi estancia en Estados Unidos me di cuenta de que lo que debía hacer era experimentar. Descubrir nuevas formas de escritura. Desarrollar, de hecho, un nuevo lenguaje musical. Para eso me preparé. Por eso regresé a Europa.
Las condiciones eran las siguientes: Estaba en un punto en el cual quería marcharme de Estados Unidos. Me había quedado, como me gusta decir, allí más de dos años. Soy precavido y no quiero decir que “vivía allí”. “Vivir” en Estados Unidos es un compromiso serio, y era un compromiso que no estaba lista para asumir.
No disfrutaba del proceso de trabajo, salvo con Station to Station. Ese álbum me produjo un gran entusiasmo, porque fue para mí como la excusa para regresar a Europa. Fue como una de esas ocasiones en las que te hablas a ti mismo que uno vive de vez en cuando.
Dios, no… ¿qué estoy diciendo? Mucho de eso y Young Americans era terriblemente deprimente. Fue un momento terriblemente traumático. Yo estaba en un estado espantoso, absolutamente exasperado por seguir aún dentro del rock and roll.
Si es bueno o no, no lo sé, pero soy absoluta y totalmente vulnerable a la sugestión del ambiente, y el ambiente y las circunstancias afectan tremendamente a lo que escribo. Hasta un punto absurdo a veces.
Observo algunos hechos del pasado con total horror… Así que, bien, comencé a darme cuenta de que el ambiente de Los Ángeles, de Estados Unidos, iba en ese momento en detrimento de mi escritura y de mi obra. Ya no era una inspiración permanecer en ese espacio.
Mi compromiso ciertamente nunca había estado en el rock and roll. Nunca mantuve eso en secreto. Yo simplemente fui un pintorzuelo que deseaba encontrar un nuevo medio con el cual trabajar, francamente.
Y el rock parecía ser un buen vehículo. Pero uno siempre está fluctuando entre la tentación de convertirse en una estrella de rock y los vínculos sentimentales con el deseo de ser artista, y ahí estaba yo, viviendo justo en medio del circo loco y asqueroso que es el rock and roll. Ya no era nada más que un circo.
Ahora estoy en forma, y contento, y bien de nuevo. Disfruto del proceso de trabajo por primera vez en años. Es más que trabajo. Por eso digo que ya no estoy interesado en la posteridad.
Estoy contento. Conforme. Me siento algo más que un producto en una línea de montaje, y ya no una suerte de apoyo para diez mil personas que parecen dar vueltas alrededor de cada pedo que me tiro.
Mi papel como artista dentro del rock es bastante diferente al de otros. Yo capto las cosas con velocidad, en un lapso de tiempo muy corto. Por lo general, en uno o dos meses. Y mi política en general fue que, en cuanto un sistema o un procedimiento funciona, se vuelve obsoleto. Me muevo hacia otro terreno. Hacia otra parte del tiempo.
Ziggy, en particular, fue creado desde cierta arrogancia. Pero recuerda que en aquel momento yo era joven y estaba lleno de vida, y aquella parecía ser una declaración artística muy positiva. Pensé que era una hermosa obra de arte, en serio. Pensé que era una enorme pintura kitsch. El personaje en su conjunto.
Empezó a ser muy peligroso. En serio, tenía dudas sobre mi cordura. No puedo negar que la experiencia me afectara de una manera muy exagerada y marcada. Creo que me puse a mí mismo peligrosamente cerca del límite. No en un sentido físico, sino claramente en un sentido mental. Entraba en juegos mentales conmigo mismo hasta tal punto que ahora estoy aliviado y feliz de estar de vuelta en Europa, y me siento muy bien… Pero bueno, como ves, siempre fui afortunado.
“David Live” fue la muerte definitiva de Ziggy. ¡Dios, ese álbum! Nunca lo escuché. La tensión que debe de contener tiene que ser como los dientes de un vampiro abalanzándose sobre tu cuello. Y la foto de la cubierta. Dios mío, parece como si acabara de salir de la tumba.
Es así como me sentía en realidad. Ese disco debió haberse titulado “David Bowie está vivo y viviendo solo en teoría.
Berlín es una ciudad hecha de bares para gente triste, desilusionada, que quiere emborracharse. Saqué provecho de trabajar allí, examinando el lugar intensamente. Nunca se sabe cuánto tiempo se va a permanecer allí. A uno le gustaría que fuera bastante poco.
Hay un tema en el nuevo álbum que se llama “Neuköln”, la zona de Berlín donde viven los turcos aprisionados, en muy malas condiciones.
Son una comunidad muy marginada. Es muy triste. Es muy, muy triste. Y ese tío de realidad obviamente contribuyó al carácter de ambos álbumes, de “Low” y de “Heroes”.
El único acto heroico que uno puede sacar del puto bolsillo en una situación semejante es sintonizar con la vida y sentir un poco de placer por el simple placer de seguir vivo, a pesar de todas las posibilidades de matarse que existen.
No puedo esclarecer aquellas declaraciones. Lo único que puedo decir es que hice dos otras observaciones teatrales, simplistas, sobre la sociedad inglesa, y lo único que puedo argumentar y manifestar es que no soy fascista. Soy apolítico.
Cuanto más viajo, menos seguro estoy sobre qué filosofía política, exactamente, es encomiable. Cuantos más sistemas de gobierno veo, menos persuadido estoy de ofrecer mi lealtad a cualquier grupo de personas, de modo que para mí sería desastroso adoptar un punto de vista definitivo, o elegir un partido y decir “esta es mi gente”.
Creo que todo fue bastante simplista. Pero insisto, yo no soy un tipo de delicadas sutilezas sociales. Si salto a la piscina, por lo general, me trago toda el agua.
Se le recuerda su saludo fascista al país cuando llegó a Victoria Station y se le pide que defina su significado.
Prácticamente sale catapultado de la silla.
Eso no sucedió. Estaba tan cabreado con ese cámara. Saludé, simplemente saludé. Créeme. Por mi hijo, solo saludé. Y el bastardo captó la foto en medio de un gesto, hombre. Y ¡Dios!, uso esa foto en una portada…, como si yo fuera tan tonto como para utilizar una treta publicitaria de este tipo. Me mató ver esa foto. Incluso la gente que estaba conmigo me decía: “¡David! ¡Cómo pudiste!”. Bastardos. Yo no…
Dios, simplemente no creo eso.
Mi propio futuro pasa volando. Estoy preparado para ello y estoy preparado para el fin.
Sin embargo, aún hay mucha gente interesada en la inmortalidad, eso ahora me hace gracia. Haremos “todo” lo que esté a nuestro alcance para seguir vivos. Existe la idea de que el promedio de vida debería ser más largo de lo que es. No estoy de acuerdo. Quiero decir, nunca hemos vivido tanto. En ningún siglo que el hombre haya habitado el planeta.
Hasta no hace demasiado tiempo nadie vivía pasados los cuarenta. Y aún estamos contentos con los setenta. ¿Qué es lo que queremos exactamente? Hay demasiado ego en juego. Además, ¿quién quiere arrastrar su vieja y decadente complexión hasta los noventa solo para reafirmar su ego? Ciertamente, yo no.
Doce minutos con David Bowie, ZigZag (Reino Unido) John Tobler, enero de 1978
¿Tienes tendencia a tratar de investigar los sucesos más estrafalarios de la música?
Hay algunos en torno a los cuales tiendo a gravitar. Tengo un código particular de trabajo, que es: “Si funciona, es viejo”, así que generalmente me interesa cada situación que se dé, en la música o en una gira o donde sea, pero especialmente en la música. Rara vez escucho algo que esté de moda o que sea popular. Tiendo a comprar cosas más bien oscuras.
“Young Americans” sabes que es Filadelfia y “Diamong Dogs” es definitivamente Los Ángeles y Nueva York.
¿Prefieres el sonido disco de hoy a la música soul de los sesenta, con la que seguramente estás más familiarizado?
No, no soy un gran fan de la música disco, para nada. La aborrezco. En realidad me da mucha vergüenza que mis discos suenen en discotecas. He tenido dos enormes éxitos de música disco ahora y no puedo entrar con la cabeza alta cuando voy a clubs de arte. Sí, desde luego yo era un gran admirador del sonido soul de los sesenta. Eso fue parte de una suerte de educación musical incompleta que tuve, aunque bastante diversa para ser incompleta.
Se dijo que cuando estabas componiendo Low, tu musa poética te había abandonado momentáneamente y que por esa razón muchas de las letras de las canciones eran cortas, opuestas a otros temas más extensos que habías hecho antes. Es aún…
Creo que hay algo de verdad en ello, quiero decir, tiene relación con lo que mencionaba antes, que era estrictamente una cuestión de experimentación y descubrimiento. No tenía una declaración que hacer en “Low”. Era bajo de perfil a su manera, y un álbum muy indulgente, que me permitió encontrar lo que deseaba musicalmente. Lo más extraño de “Low” es que, en mis divagaciones por nuevos procedimientos y métodos de composición, cuando Eno y yo volvimos a escucharlo, nos dimos cuenta de que habíamos creado una información nueva sin siquiera percatarnos de ello, y eso por tratar de no escribir sobre algo que hubiéramos escrito antes, más que decir “hagamos” un álbum conceptual”. Fue bastante notable, así que pensamos: “Bien, hagámoslo nuevamente, es estimulante”, así que hicimos lo mismo con “Heroes”. Usamos una cantidad inmensa de imaginería y yuxtapusimos una cosa con otra, métodos increíblemente geniales de composición, y trabajamos a partir de una selección azarosa de libros y de música, por ejemplo, en los cambios de acordes. Fuimos bastante arbitrarios a veces y el efecto en conjunto nos dejó pasmados a ambos cuando nos sentamos y escuchamos el resultado final.
Ibas en busca de este rumbo más que regresar a letras más…
No, digo ¡sí! Siempre dijimos -pues ambos somos pretenciosos- que haríamos una trilogía, de modo que nuestro tríptico llegará a completarse. Haremos por lo menos uno más. Tenemos una relación muy sólida, creo que también fuera del ambiente de la música, pues, generalmente, cuando nos vemos, lo último de lo que hablamos es de música, y, como probablemente sepas, Eno es un conversador sensacional y puedes sentarte con él y reír toda la noche. También estoy trabajando en el álbum siguiente de Fripp. Me pidió que haga algo con él en Estados Unidos, cuando vaya allí. Estoy muy entusiasmado al respecto. Aún no sé qué quiere.
Hay una banda que puedo mencionar. Me gustan mucho, de hecho. Es una banda de Estados Unidos que se llama Devo y aún no han grabado su disco. Hace mucho que los escucho, desde que me enviaron sus cintas, y espero, si tengo tiempo a finales de este año, poder grabarlos. Son como tres Enos y un par de Edgar Froese en una misma banda. De lo más peculiar. Son muy certeros en lo que hacen.
Rechazaste hacer el papel de Goebbels en su juventud, ¿verdad?
Sí (se ríe). Era bastante previsible.
Melody Maker (Reino Unido), Michael Watts, 18 de febrero de 1978
Odio estas sesiones de blues.
¿Cómo te sientes ahora con respecto al ángulo sexual? (En enero de 1972, al inicio de su carrera con Main Man, Bowie confesó a Melody Maker que era bisexual, la primera estrella de rock en hacer una declaración semejante. El comentario tuvo un eco inmenso.)
A la gente le parece más fácil asimilarlo ahora que antes. Tengo dos puntos de vista al respecto. En un principio, pensé que era un buen motivo para la polémica; era algo que arrojar a la gente en la cara. Pero por otro lado tuvo un efecto desastroso con respecto a mi credibilidad como compositor y escritor durante un largo tiempo.
¿Por qué me lo contaste?
¿Lo sabes tú? Porque yo nunca entendí realmente por qué. No fue algo premeditado. Estaba empezando a construir a Ziggy; él estaba formándose y yo, naturalmente, dejándome atrapar en el rol. Usaba recursos personales y así vas recogiendo trocitos de tu propia vida cuando representas un papel. De pronto, ¡bang!, está ahí, sobre la mesa. Fue así de simple.
Leí ese artículo nuevamente por primera vez el otro día. Me pareció falsamente modesto y vergonzante.
Sí, pero imagínate que, de aquí a pocos años, se volverá un modelo de entrevista de aquel periodo. No te sientas avergonzado. ¡No, no! Sé exactamente a qué te refieres, pero espera y verás. Recuerda lo que te digo, recuerda lo que te digo… Es aquella vieja idea de McLuhan sobre el cliché, el arquetipo.
Tu mismo te pusiste en riesgo, además de involucrándote personalmente en la carrera de otros artistas. Siempre me pregunté por qué, considerando que tenías tanto éxito en solitario, habrías de desear construir, o reconstruir, el éxito de los demás: Lou Reed, Iggy Pop y ahora Devo.
Pienso que es porque aún hay mucho de admirador en mí. Todo lo nuevo me impacta. No puedo evitarlo. Me gusta sentir que, si no puedo hacerlo yo mismo, podría ser parte de ello y tratar de… Especialmente con la gente a la que no se le presta atención.
Me encanta ser responsable de ayudar a alguien. Creo que es genial para mi ego.
Hay muy, muy pocos paralelismos entre Lou Reed y yo.
Creo que solo una vez escribí una canción como las suyas, y esa fue “Queen Bitch”, y solo fue reconocida como una canción de Lou Reed -y lo sé con certeza- porque puse “para Lou” junto a ella.
A quien estoy a punto de conocer en un par de semanas es a Fassbinder, y existe la posibilidad de hacer “La ópera de los tres centavos” con él, una nueva versión. Ahora él se está metiendo en hacer películas en inglés.
Creo que es un esfuerzo poner lo raro de cada uno y ver qué sale de ello, una idea con la que estoy completamente de acuerdo. Son accidentes planeados.
La gente te asocia con el futurismo, ¿verdad?
No sé si ahora soy tan futurista. Nunca pensé en mí mismo como un futurista. Siempre pensé que era una figura muy contemporánea, muy del ahora. El rock siempre está diez años atrasado con respecto a las demás artes; va recogiendo piecitas y trocitos.
Yo solo fui tras los pasos de Burroughs diez años después de que todo sucediera en literatura y lo apliqué de manera concreta a mi obra.
En la medida en que se melase futurista, creo que soy tan contemporáneo como siento que necesito ser, y buena parte de lo que se hace es una mirada retrospectiva a lo que sucedió antes.
Creo que hay mucho de esnobismo en lo que hago.
¡Ahora he decidido que soy un generalista!
¿Un generalista?
Sí. He pensado en ese término para cubrir todos los terrenos. Abarcar todo lo que desee hacer, en serio. Encuentro, por ejemplo, que tengo muchas ganas de pintar en serio, y no tontear con ello, y cada momento que tengo trato de pintar.
Y me gustaría ser conocido como pintor el día que me anime a mostrar mis cuadros. Pero en este momento quiero ser conocido como generalista antes que como cantante, compositor o actor. Creo que ser generalista es una muy buena ocupación.
Para mí escuchar “Heroes” es una experiencia tan nueva como para cualquier otro. Nunca resulta ser como me lo espero.
Quiero calidd, no una carrera en el rock and roll. Mi ego es tal que deseo realmente ser reconocido como alguien que ofrece algo que valga la pena lo suficiente, y cuando sino que todo marcha un poco “lento” me avergüenzo y tengo deseos de moverme.
Hay una pizca de demencia en el inconsciente cuando un álbum sale a la calle. “Veamos si este de verdad puede impactar, pero en serio, como una bomba.” Hay una pequeña parte debí que en serio piensa eso.
Hablemos un poco de tu colaboración con Eno. ¿Qué crees que aprendiste de él?
Es es una pregunta fea, fea. Qué le inoculó a mi música es probablemente más preciso, y lo que le inoculó es una manera totalmente nueva de observarla, u otra razón para escribir. Me sacó de la narración, de la que yo estaba insoportablemente aburrido.
¿De qué trata “Sound and Vision”?
Esa fue una canción de retiro al máximo; en realidad, fue lo primero que escribí con Brian en mente cuando estábamos trabajando en Château. Era solo la idea de salir de Estados Unidos, ese momento deprimente que yo estaba atravesando. Estaba pasando por momentos espantosos. Era el deseo de que me pusieran en una pequeña habitación fría con un azul omnipotente en las paredes y persianas en las ventanas.
Pienso que Brian y yo somos buenos colaboradores. Nunca antes fui tan feliz colaborando con alguien como con Brian. Los dos tenemos intereses tan variados que se llega a especulaciones muy interesantes en el estudio. Es agradable tener un amigo y trabajar dentro de una relación como esta. Nunca imaginé que llegaría a trabajar de esa manera. Siempre me sentí muy individualista.
¿Cómo te llevaste con Bob?
Con Bob Fripp.
¡Oh, pensé que te referías a Bob Dylan! No me llevé nada bien con él, en absoluto. Lo pasé fatal con Bob Dylan. Absolutamente mal. Hablé con él durante horas. Estaba completamente flipado, si no recuerdo mal, y hablé y hablé.
La parte más graciosa fue que yo hablaba de música y de lo que él debería hacer y de lo que no debería hacer, y de lo que logró su música y de lo que no, y al final de la conversación se acercó -y espero que fuera broma, pero tengo la sensación de que no- me dijo, con un banal acento norteamericano: “Espera a escuchar mi próximo álbum”.
Pensé: “¡Oh no, no tú, por favor! ¡No, eso no, todo salvo eso!” No sé si yo me encontraba en el estado adecuado para apreciarlo, pero fue la primera y última vez que lo vi.
Nunca trató de contactar conmigo. Eso ocurrió en Nueva York. Jamás pensé que él fuese raro; ese es el problema, una vez más, cuando la gente me conoce generalmente no me encuentra raro porque se supone que no lo soy, de modo que creo que ese es uno de los motivos por los que te construyes una imagen en particular.
También debo admitir que perdí toda mi fascinación por él hace ya muchos años. En un momento me pasaba algo muy fuerte con él.
En esta etapa en particular me siento increíblemente divorciado del rock, y es una auténtica lucha que sea así. Me niego a escuchar discos, me niego a escuchar música en general.
¿Ni siquiera a Kraftwerk?
No…, no creo que hayan encontrado su nicho. Podría convertir eso en un juego de palabras, ¡pero no creo que hiciese ningún bien! Encontré buena parte de sus primeros trabajos más estimulantes que su último material, la verdad. Me gustaba cuando su material parecía estar libre de formas.
Eso fue cuando Neue estaba con ellos, claro, y tenías dos elementos friccionares funcionando uno contra otro. Neue, que estaba metido en el volumen completo, contra el planteamiento muy metódico de Florian.
No me satisfacen por igual, aunque me gustan mucho como personas, Florian en particular. Muy seco. Cuando llegué a Düsseldorf me llevaron a una pastelería y comimos unos pasteles enormes. Estaban vestidos de traje. Un poco como Gilbert y George, de hecho… Dios, ¿qué les sucedió a esos dos? Solían gustarme mucho… Cuando volví a Europa -durante la primera gira que hice en Europa, esa última vez- conseguí un Mercedes para ir de un lado a otro, pues aún no volaba en aquel momento y Florian lo vio.
Me dijo: “Qué coche más maravilloso”, y yo: “Sí, perteneció a un príncipe iraní que fue asesinado, y el coche se puso en venta y me lo compré para la gira”.
Y Florian me dice: “Ja, un coche siempre dura más”. Con él todo llega a ese extremo. Yo respondía a esa emoción entre fría y cálida que tiene. La música folk de las fábricas.
¿Estabas influenciado por Kraftwerk cuando hiciste Low?
No sé si lo estaba de un modo musical. Me parecían interesantes algunas de sus premisas para hacer música.
No me gustan mucho mis álbumes. Sería difícil decir que un álbum me gusta del todo. Me gustan partes y trocitos. Una partecita suele funcionar extremadamente bien y el resto simplemente funciona.
¿Prefieres hacerlos y lanzarlos rápidamente, ¿verdad?
Si, absolutamente. No me gusta demasiado la premeditación.
Yo mezclo el bajo muy alto, desde luego, y he hecho cosas muy raras, como jugar con el sonido de la caja de la batería en los últimos dos álbumes. Quería que la batería desorientara.
Nunca experimentaste con el reggae, ¿verdad?
No, no me gusta mucho. Estoy un poco en contra… Escuché muchísimo reggae siendo niño, e incluso mucho más siendo adolescente, en la variante ska y bluebeat, y bastante desafortunadamente -sé que es terriblemente prejuicioso-, pero encuentro que es muy difícil que vuelva a gustarme. Aún no me conmueve. ¡Quizá es porque no tengo ritmo!
A menudo uno simplemente crea sonidos y esos sonidos se convierten en palabras, y luego dices: “Tengo la letra. Ahora con esta letra creemos un tema y desarrollémoslo”. A menudo, todo comienza de esa manera.
¿Puedes contrastar ese procedimiento con, digamos, el de “Warszawa” de Low?
Oh, por mi parte, la idea, bastante positiva, era intentar sacar una foto musical del campo de Polonia. Pero nos lo dije a Brian. El procedimiento de ese tema en realidad fue bastante simple.
Le dije: “Oye, Brian, quiero componer una pieza de música lenta, pero que tenga un sentimiento muy emotivo, casi religioso. Es todo lo que quiero decirte de momento. ¿Qué sugieres como principio?
Y él: “Establezcamos una pista de chasquidos de dedos”. Y él grabó, creo, unos cuatrocientos treinta chasquidos en una cinta. Luego los sacamos todos como puntos en un trozo de papel, los numeramos, y yo elegí algunas secciones de puntos y él seleccionó otras, todo de forma bastante arbitraria.
Luego regresó al estudio, tocó unos acordes, y cada vez que llegábamos a un punto, él cambiaba de acorde, y siguió haciéndolo a lo largo de toda la pieza. Y yo hice algo similar con las secciones que elegí. Luego quitamos los chasquidos, oímos la pieza tal como era, y compusimos encima de eso, de acuerdo con el largo de compases que habíamos elegido.
Suena increíblemente matemático.
Oh, sí. Y muy a conciencia. Pero cada una de esas piezas instrumentales se crearon de forma diferente -de forma muy, muy diferente- y eso es lo que mantiene mi interés en esos álbumes.
¿Qué hay de “V-2 Schneider”?
Bueno, allí hubo la idea de secuencia. Excepto que le dimos una vuelta al riff del principio, simplemente por accidente. Yo comencé a tocar el riff con el saxo a contratiempo, en vez de a tiempo. Cuando estaba por la mitad, pensé: “Estoy haciéndolo al revés”, pero seguimos adelante.
Así que llegamos a esa extraordinaria introducción en la que todo va al revés -¡hermosa!, imposible componer eso-, de modo que me quedé con ella y la construí al revés.
Debo decir que esa es la razón por la que estoy tan apegado a estos álbumes: porque cada tema se sirvió de un método completamente diferente. Sigue interesándome esa idea. ¡Es increíble! Y aún continúo aprendiendo de cada álbum que hago con Brian.
He aprendido bastante meticulosamente algunos de sus métodos, y me siento bastante seguro con ellos, de modo que soy capaz de utilizarlos por mi cuenta. Pero aún sigo aprendiendo mucho de él.
La figura de culto, supongo, siempre tendrá un sitio. Pero pienso que la idea de tener una música ambiental, que cuando apareció en la escena musical fue llamada “muzak”, aquel cliché de “muzak” se convertirá en un modelo muy importante. No es algo de lo que burlarse.
La prueba mayor a la que puedo someterme es eliminar lo que se considera una de las cualidades esenciales de las actuaciones en vivo y hacer arreglos poniendo un violín en lugar de otra guitarra, y un sintetizador en lugar de otro teclado, y luego ver qué pasa cuando trate de tocar la misma música con una banda que no fue armada para ello.
Tiene que haber un elemento que me sorprenda; si no, no estoy en el nivel de “botón del pánico”, que es lo que necesito para tocar en vivo. Si todo es precioso y bien cuidado, suena horrible y parece conformista.
Como persona, como organismo vivo, creo que estoy volviéndome más racional y seen emocionalmente conforme pasan los años, y recibo con los brazos abiertos la edad a la que estoy dirigiéndome.
Leí ese artículo del “Sunday Times” sobre el surrealismo, que alguien sugirió que todos los revolucionarios deberían ser fusilados cuando llegaran a la edad de treinta años, y creo que entiendo por qué, porque uno se vuelve más sereno una vez que alcanza esa edad.
Recientemente decidí adoptar la doctrina de que un hombre alcanza una fuerza creativa mayor alrededor de los treinta y cinco años. Estoy dándome otros seis años.
Siempre hubo en mí una atracción obvia por crear controversia. Eso ocurrió durante mi etapa en Los Ángeles. Realmente fue horrible. Estaba bastante abatido. Durante todo ese año, no estaba en condiciones para que se me entrevistara.
Yo sería el primero en decir que estoy absoluta y completamente fuera de onda respecto de lo que piensan los adolescentes. No tengo ninguna idea al respecto.
¿Ni siquiera en relación con el punk?
Artísticamente, puedo entenderlo, sí. Pero no sé si alguien de catorce o quince años en la calle piensa como yo pensaba a esa edad. No lo sé. Creo que sería esperar demasiado que pensara de otro modo.
Creo que los setenta tendrán el mismo atractivo caótico para las generaciones futuras que los veinte tuvieron para nosotros, hasta cierto punto.
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