New Musical Express (Reino Unido) Steve Sutherland, 20 y 27 de marzo de 1993
Primera parte
Nos encontramos una tarde gris, en un estudio que Bowie alquiló en Camden con el único propósito de hacerle escuchar a Brett Anderson su nuevo LP. Brett está nervioso, Bowie seguro. Se sacan fotos juntos. Bowie trajo una hoja de contactos de una sesión de fotos que hizo con William Burroughs en 1973. Hoy, Bowie está vestido igual que Burroughs entonces: traje gris, camisa blanca con una delgada franja oscura y un sombrero de fieltro. Brett está vestido como Brett, con eso que la prensa amarilla ha llegado llamar “revoltijo de rebajas chic”.
Terminada la sesión de fotos, nos retiramos al estudio donde Bowie nos pone parte de su nuevo álbum. Habla en broma sobre los temas que no me gustarán por anticipado. En cada caso, tiene razón. Hay un tema eurodance con mucho carácter que lleva el título de “Night Flights”, una amanerada y desagradable versión de “I Know It’s Going To Happen” de Morrisey, y algo raro que se llama “Pallas Athena”, donde la voz de Bowie está tan trabajada que apenas se la reconoce, y por encima de todo, una y otra vez habla sobre Dios. “No tengo la más remota idea de por qué”, admite.
¿No se parece a Jimmy Page de joven? -pregunta Bowie-. Page tocó en algunas de mis primeras sesiones. ¡Debía de tener seis años! Ja ja ja. Brett se parece a él. Créeme, estoy muy en lo cierto. Especialmente cuando sonríe…”
Bowie: Cuando Steve me envió tu cinta, la escuché con la mente abierta porque, pese a que había oído de ti, no te había escuchado antes. Y pensé: “Bueno, se supone que es una “cosa de los setenta”, pero me olvidé de eso en unos pocos segundos. Era muy consciente de que había allí un conjunto de mentes muy brillantes, y tu talento para componer es en serio muy maduro. Me pregunto, ¿te inquiera que haya bandas como Denim dando vueltas?
Brett Anderson: Sí, completamente, porque empiezan a meterme en el mismo saco de ellos y en realidad es como un ataúd.
Bowie: En nuestros días (lo dice con desgana y cierta resignación, con teatralidad cockney), solíamos tener que hacerlo con botas de tacón… No, de hecho, mirando hacia atrás, éramos un género muy curioso y pequeño. Éramos solo unos pocos realmente los que estábamos trabajando para dejar Hera de competencia a The Sweet y todo eso. Lo que se conoció como glam o glitter rock no fue un movimiento en absoluto, musicalmente. Era muy limitado. De este lado del Atlántico estábamos yo, Roxy, Bolan y, hasta cierto punto, Slade, creo.
Anderson: ¿No te sentías parte de una pandilla entonces? ( Bowie niega con la cabeza) Entonces no fue hasta que gente como Suzi Quatro llegó y comenzó a robarte que, a ojos de la historia, parece una escena. Creo que la gente se equivoca cuando habla sobre “Bowie, T.Rex blablabla”. Siempre pensé que tu pandilla eran más bien Iggy y Lou Reed, gente que estaba pensando más que…
Bowie: Sí, bueno, aquel se convirtió en mi grupo, de hecho, pero siempre me puse a mí mismo entre los ingleses… y con los New York Dolls hasta cierto punto, pero nunca con gente como, digamos, ¿cuál es su nombre? Elizabeth Cooper. Ja ja ja. Alice Cooper era solo una banda que llevaba rímel. No creo que probaran siquiera una pizca de teatralidad hasta que la vieron en las bandas inglesas. Nosotros sentimos que se parecían mas a Frank Zappa que a esta especie de reparo por parodiar el rock y convertirlo en vodevil o lo que fuera que algunos de nosotros estuviéramos haciendo.
Anderson: ¿Sentías en aquel momento como si, en definitiva, quisieses escapar de todo ello?
Bowie: ¿Te refieres al advenimiento de Suzi Quatro, Gary Glitter y todos los demás? Sí, de hecho se convirtió en una sensación de vergüenza, irónicamente. Digo, con mis boas de plumas y vestidos, ciertamente no quería que se me asociara con alguien como Gary Glitter, quien obviamente era un charlatán.
Steve Sutherland: Están pasando un programa por televisión, justo ahora, Sounds of the Seventies, y la mayoría de los glam rockeros se ven como viejos coqueros de pub que, por casualidad, le pegaron tres o cuatro mordidas a la cereza. Sabes, como Shane Fenton al reinventarse a sí mismo como Alvin Stardust. Maquillado y con barriga cervezera, que no es como yo lo recuerdo en absoluto. La nostalgia simplemente no es tal como solía ser.
Bowie: Muy cierto. Pero éramos muy conscientes de ello en aquel entonces, y estábamos muy molestos de que gente que obviamente nunca había visto Metropolis y nunca había oído hablar de Christopher Isherwood se convirtieran, de hecho, en glam rockers.
Anderson: Nadie había jugado con nada antes, ¿verdad? Había estrellas, pero, ¿sabes?, Elvis Presley era la más grande y nunca compuso sus canciones, siempre declaró ser apenas un cantante.
Bowie: Sí, y es extraño que, cuando rompo una regla, realmente produce una gran cantidad de hostilidad. Es decir, cuando estaba pasando por esa etapa bisexual a principios de los setenta y luego, era heterosexual, nunca renegué de mi juego con la bisexualidad. Pero el hecho de que no fuera a ser un vocero de la comunidad gay ciertamente produjo mucha hostilidad. Yo sentía algo como: “Bueno, ¿qué hay de los tipos como yo, tios que solo lo probaron unos años? ¿Dónde encajamos nosotros que no somos gays, nosotros que somos heterosexuales, pero queríamos ver de qué se trataba?
Anderson: No se te permite ser así.
Bowie: Exacto. Todo el mundo quería que fuera una cosa o la otra, o claramente bisexual, o claramente lo otro. Eso me parece bastante inquietante. Incluso algunos de mis amigos gays luego me decían: “Te vendiste, nos defraudaste, eres un fraude”. Bueno, probar la bisexualidad no es ser un fraude., lo que es probar la bisexualidad. Eso es lo que es.
Estoy contra la corriente del “ya no se puede jugar”. Creo que es una mierda. Dede luego, tienes que tomar todas las precauciones posibles, pero que sintamos que nuestra sexualidad sea aplastada de esta manera podría convertirse en el mayor factor de impotencia en toda la civilización, ya que va a producir pesadillas psicológicas increíbles en la gente, especialmente entre los jóvenes. A los jóvenes casi se les dice que ya no podrán pasárselo tan bien como los demás se lo pasaron antes que ellos y, ja, mala suerte.
Anderson: En consecuencia, nostalgia.
Bowie: Si, absolutamente. Y desde luego, está comenzando a emerger esta enrome cuestión antigay. Hasta que encuentren una cura para el sida -cosa que no tengo duda de que encontrarán-, creo que los que hacen campaña antigay vivirán un apogeo. Y deberíamos ser conscientes de todo esto, conscientes de que uno tendría que seguir derribando muros, porque se produjeron muchos avances durante los setenta, que la gente quiera admitirlo o no. Ahora miramos hacia atrás y, aunque algunas de esas experiencias hayan salido mal -específicamente las experiencias con drogas-, no significa que todas las experiencias fueran negativas. La energía de tipo dionisíaca que tenemos de ser y hacer, eso es lo que nos hace seres humanos, es lo que os da ventaja sobre toda otra forma de energía viva, y es correcta, y nuestra necesidad de estar continuamente empujando los límites de lo que creemos que significa nuestra existencia. Y hay gente que nos dice que no deberíamos estar haciendo eso. ¡Es aterrador!
La gente sospecha de los tipos como tú, gente de la industria del entretenimiento, hablando esta manera. Siempre están buscando algún ángulo. Por ejemplo, lo que la gente dice sobre tu periodo bisexual, que se trató de una gran estrategia.
Bowie: Bueno, hablando personalmente, había sido bisexual durante muchos años antes de hacer esa declaración, pero, sí, fue percibido de esa manera y, sí, me di cuenta de que no era realmente bisexual, aunque me encantaba el coqueteo con ello, disfrutaba el estímulo de estar involucrado dentro de un ámbito que, hasta aquel momento preciso, había sido percibido como un tabú social. Eso me estimulaba mucho.
Bowie: No estoy seguro de que las personas sean conscientes de que están en todo el derecho de reclamar su sexualidad para sí mismas. Si un tipo o una chica siente que es homosexual, probablemente piensa en cómo va a esconderlo en estos días en lugar de “déjenme que llegue a saber quién soy”. Ahora ni siquiera se plantea pensarlo. Se les dice que no piensen en ello. Espero que pronto haya una campaña que diga “hazte heterosexual” y “conoce ya mismo tu monogamia” y “la primera chica que conozcas va a ser la única chica de tu vida”. ¡Así es como solía ser! Si dejabas embarazada a una chica, ¡te casabas con ella!
Y ese tipo de cuestión fuerza a la comunidad gay a volverse más radical, lo que, a su vez, los aleja mucho más de lo que es percibido como convencional.
Bowie: Exacto. No cabe duda del que, con el tiempo, volveremos al triangulo rosa. ¡Un comentarista de televisión bastante conocido sugirió que todos se tatuarán números en las nalgas! ¡Con toda seriedad! Es una persona respetable. Eso es lo que más asusta. Que se lo tome en serio.
Entonces todos estamos de acuerdo con que Brett tiene derecho de ser ambivalente sobre su sexualidad en sus canciones y todos estamos de acuerdo con David en que una persona tiene derecho a ser ambivalente en relación con su propia sexualidad, pero ¿no se aplica eso también de manera universal? Por ejemplo, David, tú hiciste una versión de “I Know It’s Going To Happen”, de Morrisey, en tu nuevo álbum. No sé si eres consciente de que él fue recientemente condenado al ostracismo por haber hecho un uso ambivalente de la bandera del Reino Unido en sus conciertos. Se decidió que Morrisey no tiene derecho a ser ambivalente sobre la raza y que debería definir si es o no racista. ¿No estamos dándole con el mismo palo?
Bowie: Tengo que ser cuidadoso aquí porque no estoy muy seguro de lo que digo. Pero creo que se refería a que los negros y los blancos nunca se llevarían bien. Me parece que ese era el tono general. De modo que pienso que el enfoque adulto sería decir: “Ok, aceptemos lo que plantea y tratemos de formular una respuesta. ¿Se llevarán bien alguna vez? ¿No? ¿Por qué?”. Solo está planteando la cuestión, y para él existe un conflicto perfectamente legítimo que merece plantearla.
No está dándonos datos de cualquier modo u ofreciéndonos lo que siente al respecto. Seguramente solo sería negativo si él dijera que negros y blancos nunca se llevarán bien a causa de que uno es superior a otro.
Debo decir que las pocas veces que me encontré con él me pareció encantador. Cuando escuchó mi versión de “I Know It’s Going To Happen” se le escapó una lágrima y me dijo: “¡Ohhh, es tremenda!”
Yo he sospechado de él desde el principio. Todos esos himnos de estudio sobre regodearse en la miseria no parecen ayudar a nadie a alcanzar nada. Solo está convirtiéndose a sí mismo en un icono a expensas de las carencias de los demás, y eso no me parece de ningún modo admirable.
Bowie: Dile eso a Samuel Beckett. O a John Osborne.
Anderson: David, ¿en qué estabas pensando cuando creaste al Delgado Duque Blanco? En aquel momento te acusaron de cosas similares, que estabas coqueteando con símbolos de la derecha.
Bowie: Sí, ciertamente estaba en eso. En realidad no estaba coqueteando con el fascismo per se, estaba hasta el cuello de magick, algo que fue un periodo realmente horrendo. Todas mis lecturas en ese momento eran autores como Ishmael Regarde, Waite, Mavers y Menley, toda esa clase de hechiceros. Ya sabes, todos los secretos de las prácticas cabalísticas y eso, un periodo intenso en que intentaba vincularme con la búsqueda de un espíritu genuino. Y pensé que lo encontraría al leer esos materiales.
No me interesé por Crowley, por cierto, porque él usaba demasiado lo griego. Siempre sospeché de cualquiera que dijese estar interesado en Crowley porque mejor sería tener un acercamiento de primera mano de lo griego y lo latino; de otro modo están hablando tonterías.
Anderson: Lo mencionas en “Quicksand”
Bowie: Sí… (Ríe) ¡Me atrapaste! Eso fue antes de haber intentado leerlo. ¡Ja, ja, ja! Entonces yo llevaba su biografía en mi impermeable, así que de ahí viene el título. Era algo que leer en el metro. Lo irónico es que en realidad yo no veía ningún tipo de implicación política en mi interés por los nazis. A mí me interesaba el hecho de que supuestamente vinieron a Inglaterra antes de la guerra para encontrar el santo grial en Glastonbury y lo vinculaba con todo el pensamiento arturiano. De modo que aquel fue el origen de todo eso. La idea de que se trataba de poner a los judíos en campos de concentración y la opresión total de las diferentes razas se le escapaba a mi jodida naturaleza en aquel momento. Pero, claro, se hizo muy claro y cristalino para mí cuando regresé a Inglaterra.
Anderson: Insisto, ¿no crees que estabas subiéndote al espíritu de los tiempos con lo que sucedía en el punk en ese momento?
Bowie: No lo sé, porque, mientras estaba en Los Ángeles, donde me había metido en todo esto, no tenía ni la más mínima idea de lo pasaba en Inglaterra; entonces, presumiblemente, si la esvástica estaba convirtiéndose en un motivo para la escena punk de Londres, era sincrónico. Ciertamente no estaba al corriente de eso.
Anderson: ¿Piensas que te pierdes algo al no tomar drogas?
Bowie: No, en absoluto, porque, mirando hacia atrás, Low, Héroes, Lodger y Scary Monsters estuvieron prácticamente libres de drogas…No diré que estaban completamente libres de drogas porque yo aun estaba saliendo de aquello, pero no se parecía en nada a la situación de drogas que había atravesado hasta entonces, que empezó en Diamong Dogs y continuó hasta Young Americans y Station to Station. Probablemente mi mejor obra haya sido de ese periodo de fines de los setenta, cuando prácticamente no había drogas…
Anderson: ¿Cómo te las arreglabas concretamente para sosegarte cuando estabas sumido tan profundamente en la oscuridad?
Bowie: Bueno, no lo hacía.
Anderson: Fuiste bastante prolífico para alguien que estuviera metido tan profundamente en las drogas.
Bowie ¿Sabes que hay alcohólicos que pueden mantener la apariencia de una existencia normal y genuina, están en un borde y nadie a su alrededor sospecha nunca cuán profundo es su problema? Buena parte de aquello transcurrió de esa manera. Creo que estaba en el límite. De verdad. Especialmente durante Station to Station. Miro viejas fotografías de mí mismo en esos días y simplemente no puedo reconocerme. Es extraordinario haberlo superado. Y las dos o tres veces que llegué a una sobredosis, y de hecho salí de ellas… sabes, ¡nunca podré entender cómo permití que sucediera dos o tres veces! ¿Por qué la primera vez no fue un “hasta aquí hemos llegado”? ¡No lo sé! Pero lo cierto es que no te das cuenta.
¿No sacas nada positivo de ello?
Bowie: Ehhh…, me sentiría muy irresponsable si dijera que sí. Tal vez…, pero la posibilidad de probarlas para sacar los positivo y luego salirte se pone de tal manera en tu contra que nunca le aconsejaría a nadie que lo intentara. Sabes, ese es el problema, es como tener una gran y enorme ostra con una perla dentro. Podrías sacar la perla, pero te arriesgas a que tus brazos queden atrapados. Bueno, ¿lo hacemos o no? Yo sugeriría que posiblemente lo mejor es que ni siquiera te molestes en hacerlo.
Y la gente aún venera el hecho de estar jodido. Todos sabemos que Jim Morrison acabó siendo un enorme gordo agotado y todavía hay quien roba pedacitos de su lápida.
Bowie: Es que no se ven suficientes fotografías del estúpido gordo imbécil acostado en su bañera, solo lo vemos apuesto y malhumorado. Sucede tomismo con James Dean. La expresión juvenil de que vivió demasiado rápido y murió demasiado joven. Bueno, pero quizá, si se publicaran más fotografías suyas después del accidente de coche…
Creo que nos dejamos llevar por el mito de que, al tomar drogas entraremos en contacto con los secretos del cosmos, que tendremos una línea directa con el conocimiento de todas las cosas. Y en rigor no es cierto. Lo sé porque en el pasado tomé drogas en tal exceso que probablemente haya eliminado toda oportunidad de sacar algo útil de la situación, si dejamos a un lado quizá algunas breves percepciones.
Una de ellas fue esta cuestión de vivir solo en el momento presente. Cuando estaba muy metido en la coca, no podía recordar los dos minutos anteriores y ciertamente no pensaba en el futuro. Realmente sentía como si solo existiera en el momento presente y, a causa de ello, existía esta separación de la personalidad. Estaba tan concentrado en el momento, que sentía que tenía la percepción de un dios sobre todo lo que sucedía. Y esta sensación de no tener pasado ni futuro me proporcionaba una ingravidez en relación a los sentidos y al pensamiento.
Pero también recuerdo haber tenido momentos en los que ocasionalmente estuve cerca de la misma sensación cuando practicaba meditación a finales de los sesenta. Claro, eso es más trabajoso y las drogas son un pasaporte rápido al nirvana. Puedes llegar con el ácido o con la coca.Puedes llegar más rápido y no tienes que hacer todo el trabajo laborioso y aburrido de meditar, ¿sabes? Aprendes instantáneamente el lenguaje. ¡Ja, ja, ja! Es como esos libro de “aprenda japonés en una semana” Aprendes a hacer preguntas, pero dios te salve de que alguien te responda en japonés, ¡porque no tendrás recursos para entender de qué están hablando!
Pero la gente que compra los discos de Brett, las drogas con las que algunos de ellos entran en contacto, son probablemente muy diferentes a las que tú tomabas en tus días. Basura barata que de verdad hace mucho daño.
Bowie: Sí, debo decir que en mis días el material era bueno. En aquellas vertiginosas alturas desde las que yo operaba teníamos lo que se conoce como cocaína farmacéutica, que es un material brillante, extraordinario…
Anderson: Creo que por esa razón el éxtasis se volvió tan popular, porque para mucha gente fue la primera sustancia que, concretamente, se parecía a aquello que imaginaba que eran las drogas. Cuando yo comencé a tomar drogas, siendo joven, probamos la coca y nos quedamos pensando en lo aburrida que era.
Bowie: Probablemente fuera una cantidad enorme de polvos de talco.
Bowie: Conozco a alguien que estuvo con Aldous Huxley mientras agonizaba y es absolutamente cierto que tomó ácido al morir. ¿No es extraordinario? Se fue puesto de ácido. ¡Eso sí es convicción! Eso sí es usarte a ti mismo como una cobaya de experimentos, y en la música hay algo de eso también. Usarte a ti mismo como conejillo de Indias es terriblemente seductor, ¿qué puedo hacer conmigo mismo y qué lejos puedo llegar antes de que la droga empiece a tener en mí un efecto adverso? ¿Hasta dónde puedo ir para recibir los placeres de esta sustancia antes de que comience a ser desagradable? El truco está en saber cuándo parar.
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